http://youtu.be/VyrjKlSEBCs
Título original: Night Train to Lisbon
Año: 2013
Duración: 110 min.
País: Alemania
Director: Bille August
Guión: Ulrich Herrmann, Greg Latter (Novela: Pascal Mercier)
Música: Annette Focks
Fotografía: Filip Zumbrunn
Reparto:
Jeremy Irons, Jack Huston, Christopher Lee, Mélanie Laurent, Charlotte
Rampling,Lena Olin, Tom Courtenay, Bruno Ganz, August Diehl, Martina
Gedeck, Beatriz Batarda, Burghart Klaußner, Nicolau Breyner, Filipe
Vargas, Adriano Luz.
La película de Bille August -director de la inolvidable
Pelle el conquistador-
se plantea como un thriller de contenido político dentro del marco de
la crisis existencial de un tópico personaje encarnado por Jeremy Irons,
un oscuro profesor de lenguas clásicas suizo que juega partidas de
ajedrez contra sí mismo en un exquisito ejercicio de desdoblamiento de
personalidad.
A raíz de salvar del suicidio a una joven portuguesa, que
desaparecerá de su vida minutos después, dejándole un impermeable donde
encuentra un libro,
El orfebre de las palabras –título que vale
por toda la película, ya lo anticipo… – de un desconocido médico
portugués y activo militante en la resistencia contra la dictadura de
Salazar, Amadeo de Prado, el profesor descubre la existencia de dos
billetes de tren para Lisboa que caen inadvertidamente de entre las
páginas el libro.
Corre a la estación a llevárselos a la joven pero no la encuentra y,
en el último minuto, toma la decisión de subirse a esa indagación de sí
mismo que, a través de la lectura de la filosófica obra del autor, le
convertirá, sobre todo, en el detective de un oscuro pasado sentimental
que mezcla a partes iguales la revolución, la ética, el amor, la lealtad
y la traición; un pasado que su inquisitiva presencia en Lisboa
resucitará para traerlo al atormentado presente de la mayoría de los
protagonistas de aquellos hechos no tan lejanos, porque hablamos de los
años anteriores a la Revolución de los claveles.
La trama, así planteada, reúne suficientes motivos narrativos como para que la atención del espectador no decaiga, al modo como
El secreto de sus ojos y
La historia oficial
conseguían, por citar dos referentes de películas en las que la
política juega una baza determinante; pero en este tren viaja un
omnipresente investigador hermético que no sabe nada de Amadeo, pero del
que nosotros tampoco sabemos gran cosa, de ahí que la superposición de
historias se convierta en un cruce de vías que nos aleja en direcciones
que en modo alguno convergen al final, excepto el propio final, que no
revelaré.
Con todo, parte de los momentos más intensos de la película tienen
que ver con la brutal represión de la PIDE portuguesa, hermana gemela de
los milicos de la ESMA argentina, la Brigada Político Social franquista
o la DINA chilena..
Si a eso le añadimos el "desfile" de viejas glorias del celuloide en
papeles que apenas tienen desarrollo en el presente, porque la película
juega constantemente con las vueltas al pasado, donde está lo mejor de
las interpretaciones, a pesar de los pesares, el espectador se queda con
una sensación agridulce de no saber bien bien si todos los
ingredientes de la película son tan relevantes.
A mi modo de ver el principal inconveniente es el hieratismo y
hermetismo del investigador, cuya presencia en modo alguno potencia el
lado thrilleriano de la película; por otro lado, el de la historia de
los jóvenes lisboetas, la puesta en escena, la ambientación y algunas
escenas exteriores adolecen de ciertas carencias presupuestarias que no
llega a suplir la excelente dirección de August. No es una película de
cámara, pero casi. Hay un cuidado esteticismo en la composición de los
planos y en la selección de los escenarios que nos llevan a pensar que
Lisboa es una ciudad en la que solo viven los personajes de la película,
quienes se mueven por ella, sobre todo el tópico profesor, como por el
escenario reconstruido en estudio de la bulliciosa ciudad atlántica.
La presencia de Bruno Ganz, además, no puede por menos de traer a la evocación del espectador aquella película luminosa:
Dans la ville blanche,
de Alain Tanner, cuyo protagonista, un marinero suizo, decide abandonar
el barco donde navega enrolado y permanecer, en una suerte de tiempo
sabático, en Lisboa, desde donde reconsidera toda su vida, una decisión
de la que no está lejos la súbita aventura lisboeta en la que se embarca
el profesor de lenguas clásicas, y cuyo final ya dije que no
anticiparé.
Lo mejor de la película es la recitación que hace Jeremy Irons de los
fragmentos del libro del protagonista, de tan hermoso título,
El orfebre de las palabras,
que se van intercalando para crear una atmósfera de reflexión
existencial que justifica la presencia del profesor en Lisboa; unas
citas a las que el novelista en cuya obra se basa el guión, Pascal
Mercier, ha sabido dotar de un grado de autenticidad y de una densidad
filosófica que constituyen toda una invitación para la lectura detenida
de su obra:
Tren nocturno a Lisboa (El Aleph, 2012), porque a
buen seguro que en ella habrá un desarrollo de esa dimensión literaria
del protagonista a juzgar por la
extensión de la novela, 430 páginas. La voz de Jeremy Irons, en sentido
opuesto a la de Scarlett Johanson en
Her, es un atractivo de primer orden para acercarse a ver esta película.
Dirección y Doblaje de Bruno Ganz : Renzo Jimenez para Galeria Estudio , tren nocturno a lisboa